Pues estamos a pocas días o semanas de reencontrarnos con la ilusión de recibir la vista de Papá Noel y/o los Reyes Magos y todos los que somos padres nos planteamos como vivirán nuestros hijos el momento de «descubrir la verdad».
No paro de leer opiniones a favor y en contra sobre mentir o no a los niños. Parece que ahora se «lleva» no fomentar la fantasía, contarles a los niños que los padres son los responsables de que reciban regalos o simplemente no negar/no afirmar.
Como la mayoría de vosotros yo lo fui descubriendo poco a poco. Suele haber un año en que tienes ciertas sospechas pero, por el miedo a quedarte sin regalos, te haces el loco y esta vez eres tu como niño el que mientes a tus padres y haces ver que no has descubierto el pastel. A toro pasado ya empiezas a preguntar y se confirman tus sospechas.
No recuerdo a qué edad me enteré yo exactamente ni como, pero sí sé que no fue nada traumático y que seguí manteniendo la ilusión durante muchos años. De hecho, sigo despertándome nerviosa y deseando los segundos antes de abrir la puerta del salón encontrar algún paquetito que lleve mi nombre.
La pedagogía Montessori no es partidaria de fomentar la fantasía así que el concepto Papá Noel o Reyes Magos, a priori, no encajaría mucho. Todo es una cuestión de educación y formas de crianza de cada familia. Nosotros desde que vivimos en Alemania nos hemos pasado a la opción Papá Noel porque aquí nadie celebra los Reyes Magos y nos parecía un poco absurdo mantener esta opción.
El otro día me topé con una historia (real o no) de una mamá que contaba como había afrontado el «momento de la verdad». Básicamente le decía a su hijo que todos somos Papá Noel y que ahora que él había descubierto el secreto, debía mantenerlo. Su misión desde ese momento era elegir a una persona de su entorno y observarla detenidamente durante unos días para detectar algo que pudiera necesitar. Una vez tuviera el regalo pensado, debía comparlo (o hacerlo), envolverlo y hacérselo llegar para navidad. Tenía que ser muy cuidadoso con no desvelar su identidad, porque nadie sabía que las otras personas también eran Papá Noel y nadie sabía de donde venían sus regalos.
Me parecía una forma bonita y más o menos real, que puede hacer que los pequeños de la casa sigan manteniendo la ilusión, no por recibir si no por dar. También tenemos la opción de toda la vida, decir la verdad cuando nos preguntan e intentar que entiendan que no por ello se acaban las sopresas ni la navidad.
Algo con lo que estoy totalmente en contra es del chantaje. Decir a los niños que si no se portan bien no vendrá Papá Noel, o hacer ver que los llamamos por teléfono para decirles los mal que se están portando y otras prácticas similares me parecen crueles e innecesarias.
Hace días que le vamos diciendo a nuestra hija que vendrá Papá Noel y que quizá traiga algunas cosas pero insistimos muchísimo más en la llegada de los abuelos y tíos, que eso es el mejor regalo que podemos recibir todos.
Creo que no vamos a adoptar posturas extremas en este caso. Viviremos con ellos la ilusión, sin enfatizar mucho el tema de la fantasía, pero dejando que dejen volar su imaginación. Suelo hacer lo mismo con los cuentos. Muchos de ellos son historias de animales que hablan y siempre procuro decirle que esas cosas no son reales, que son historias pero que en la realidad ni los animales hablan, ni llevan zapatos ni hacen bizcochos de chocolate 🙂
Sobre esto os contaré más en otra entrada. Estoy reogranizando varias cosas en casa, una de ellas su estantería de libros y he decidido guardar todos aquellos que contengan historias que a mi parecer, son crueles o demasiado irreales (como la caperucita roja, que me parece una salvajada) o que le inculcan valores que no me parecen apropiados como Blancanieves, Cenicienta y similares.
¿Cómo lo enfocáis en casa con vuestros pequeñ@s? ¿Os parece positivo fomentar la fantasía en los niñ@s?
¡Hasta pronto!
Hola! Pues es un tema que he hablado con mi pareja. A mí me dijeron que eran los padres desde que tengo uso de razón, prro no recuerdo exactamente cómo fue. Yo seguía tenirndo ilusión porque llegaran los Reyes, escribía la carata, iba a la cabalgata y a las 7 de la mañana ya estaba en pie para abrir mis regalos. Nunca los busqué en los armarios ni me extrañé de ver a la gente comprar regalos. Tenemos una niña de 17 meses y me gustaría hacer lo mismo. Como has comentado, no hace falta ser tajante sino darle un poco de gracia al asunto pero que sepa la verdad. Me encanta tu blog por cierto!
Hola Pat!
Muchas gracias por pasearte por el blog 😉
La verdad es que creo que antes no se planteaban alternativas. Cuando algún compañer@ de colegio te lo contaba pues se acababa la «magia» momentáneamente y como seguías recibiendo regalos, la cosa no parecía muy traumática. Ahora parece que nos planteamos la paternidad de otra forma, con más alternativas y una de ellas es no mentir nunca a los hij@s. Nosotros la verdad es que seguimos con la tradición, sin tampoco hacer un uso «negativo» ni abusar mucho de la figura de Papá Noel. Sin duda creo que lo mejor para ellos y para los adultos es el tiempo que pasan en familia, eso es lo que hace de estos días algo excepcional 🙂
Feliz entrada de año!
Anna
hola acabo de descubrir tu blok,yo hace un año que llege a alemania, pero sigo celebrando los reyes es decir ponemos agua para los cammellos ,leche para los reyes etc es la ilusion que tu pongas ,y mi hija este año ya sabe que los reyes somos nosotros tiene 11 años ,pero le hemos dicho que es un secreto de hace muchos años y que pasa de padres a hijos y que ella tiene que guardar el secretos por sus primos pequeños.la verdad es que ella tanpoco quiere saberlo del todo ,no deja de ser niña todavia y esa magia no se puede perder.
saludos y me gusta lo que escribes
¡Hola Sandra!
Nosotros, muy a mi pesar, nos hemos pasado a Papá Noel. La familia suele venir para navidad y así aprovechamos para que vivan el momento regalos con los abuelos y tíos. Cuando crezcan un poco haremos algún detallito para reyes porqué también me parece bonito que conozcan las tradiciones de su país. Son unos días mágicos y lo importante, como dices, es la ilusión que les transmitimos los padres.
Un abrazo,
Anna.
La idea de mantener el secreto de que todos somos Papá Noel me parece fantástica. No me parece mal jugar con la fantasía y creer en Papa Noél, los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez, el Tió, el Olentzero…
Ahora, con el paso de los años, no recuerdo que descubrir la verdad me resultara muy traumático, pero si recuerdo cómo fue. Debía tener unos siete años, la edad suficiente como para sentarme en el regazo de un rey mago y que este me saludara presentándose como el padre de un niño. En ese caso, si que los reyes resultaron ser los padres.