Cuando me quedé embarazada de mi segundo hijo, mi hija mayor tenía 14 meses y nos acabábamos de mudar a una ciudad nueva donde no conocíamos a nadie. No sabía muy bien como iba a organizarme sola con dos niños tan pequeños y surgió la idea de buscar una Au pair para que viviera con nosotros durante un año. La idea no me satisfacía del todo, ya que no sabía como iba a ser la vida con una persona desconocida durante las 24 horas del día, si notaría mucho la falta de intimidad, si me incomodaría cuando quisiera discutir con mi marido o simplemente cuando quisiera disfrutar de momentos de soledad en casa (juas juas, soledad con dos niños pequeños…).
La mudanza trajo consigo una casa más grande con espacio para una Au pair así que, guiándome por las buenas experiencias de algunas amigas en la misma situación, empezamos la búsqueda. Después de unas cuantas entrevistas vía Skype decidimos proponerle a una chica de Cádiz de 23 años que se aventurara a vivir con nosotros. Paula llegó un mes antes de que yo diera a luz y desde el primer día que puso un pie en casa, nos dimos cuenta que no nos habíamos equivocado. Aunque su estancia termina el próximo mes de septiembre y no tengo pensado buscar a ninguna otra chica, tengo claro al cien por cien que no encontraría a una Au pair igual. Para nosotros no han sido solo un par de manos más en la ayuda con los niños, para mi Paula se ha convertido en la hermana pequeña que nunca he tenido (sé que suena cursi pero es así), y se ha ganado a pulso ser «el quinto plato» de nuestra familia. Mi hija mayor la adora y sé que es un sentimiento recíproco así que como madre no puedo pedir más.
Su estancia con nosotros está a punto de terminar pero tengo claro que no lo hará nuestra relación. De hecho, ha decidido quedarse en la misma ciudad para seguir aprendiendo alemán y buscarse un futuro profesional como ingeniera y espero poder tenerla cerca durante mucho tiempo y ayudarla en lo que necesite. Con esto quiero dar una opinión positiva sobre las Au pairs, puesto que últimamente leo testimonios muy negativos de chicas que lo dejan todo para irse a otro país y se sienten engañadas cuando llegan a su destino. Hay que tener mucho valor hoy en día para dejar tu casa y tu familia y plantarte con tu maleta en casa de unos desconocidos. Creo que a través de páginas especializadas y con un poco de sentido común y algo de suerte, se puede acertar con la búsqueda 🙂
Hasta pronto!
[…] No sin mi Au-pair […]