¡Hola!
La entrada de hoy quizá resulte algo polémica y sé que no será a gusto de tod@s pero aún así os lo quiero contar.
Hace unos días que ha llegado a nuestra casa el nuevo miembro de nuestra familia, una preciosa cachorra de Beagle llamada Lola. La hemos comprado a través de un criador y quiero contaros porque nos hemos decidido a comprar y no a adoptar.
Durante toda mi vida he tenido 4 perros, todos ellos recogidos de la calle. Dos de ellos tuvimos que sacrificarlos siendo cachorros y los otros dos ya siendo viejecitos. En casa de mi marido han tenido otros 7 (mi suegra es una enamorada de los animales), uno comprado y los otros adoptados.
Sabemos como es la vida con un perro (incluso con cachorros), lo que se llegan a querer, el trabajo y alegrías que dan y la pena que supone tener que despedirse de ellos cuando llega el momento.
Cuando Noah nació empezamos a pensar en serio en la idea de tener perro y decidimos esperar a que cumpliera un año y fuera a la guardería para que yo tuviera tiempo para dedicarle. Empezamos desde ese momento a buscar, leer, discutir (y mucho) sobre razas, adopciones, compra, etc.
Queríamos que nuestros hijos vivieran la experiencia de ver crecer a un cachorro. Nuestra vida con hijos pequeños ya es bastante limitada en cuanto a salidas, vacaciones y demás, así que pensábamos que era mejor que crecieran todos a la vez y no nos viéramos dentro de un par de años con la libertad de viajar con los niños algo más mayores pero con un cachorro que no nos lo permitiera. De perdidos al río…
Teníamos claras las características que pensábamos que serían mejor para nuestra familia. A mi siempre me han gustado los Beagles y parecía que era una raza bastante adecuada para familias con niños. Durante estos meses he pasado por distintas fases y en algunas ocasiones he descartado la idea de comprar.
Intentamos hacer una visita a la perrera de nuestra zona pero no fue posible. He seguido la información que comparten en las redes sociales donde publican cada vez que les llegan animales. Por supuesto no esperaba que les llegaran cachorros de Beagle pero la mayoría eran perros adultos o cachorros de razas demasiado grandes o pequeños para nosotros.
Encontramos un criador en la zona donde vivimos especializado en la cría de Beagles. Lo hemos visitado en 4 ocasiones antes de recoger a Lola. La primera vez ni tan siquiera la mamá de Lola estaba embarazada. He perdido la cuenta de cuantos emails nos hemos intercambiado, la de preguntas que le hemos hecho y las correos interminables con los que nos ha respondido.
Yo quería que la llegada de un perro a casa no estuviera empañada por la sombra del dinero y del negocio. No nos engañemos. Los cachorros son MUY caros y es evidente que esta gente gana dinero con la venta. Por otro lado no quiero ni saber el dinero que invierten en sus cuidados.
La idea de adoptar contribuía a mis ganas a salvarle la vida a un animal que quizá termine siendo sacrificado. Todo me parecía un acierto y una equivocación a la vez. ¿Por qué teníamos que privarnos de tener el perro que creíamos que mejor podía encajar en nuestra familia y que además nos gustaba si lo vamos a querer desde que entre por la puerta y hasta el día que nos deje?
Creo que los malos de la película aquí no son las personas que responsablemente deciden comprar un animal. Lo son los descerebrados que deciden adoptar/comprar un animal para luego dejarlo abandonado a su suerte y todos aquellos que se dedican a la cría de forma ilegal.
Tenemos claro que esta será la primera y la última vez que vamos a comprar un animal. Cuando Lola falte, si queremos volver a tener perro, los niños serán mayores y ya nos dará igual que sea o no cachorro y no seremos tan «tiquismiquis» con otras características que ahora sí nos parecen importantes. Creo que las personas que adoptan animales hacen un gran acto de amor pero creo también que deben existir ambas opciones para que cada uno elija libremente y sobretodo para que sigan existiendo estos maravillosos compañeros de vida.
¿Qué experiencias habéis vivido vosotr@s?
¡Hasta pronto!
Parece que estés justificando el que hayáis comprado y no adoptado un perrito….y eso no me gusta! 🙂 Cada uno es libre de decidir y de adquirir el animal de compañía que quiera. Además, Lola es muy afortunada de estar en una familia como la vuestra y tendrá una vida muy feliz – que quizás no habría tenido si no la hubierais comprado vosotros….
¡Hola Tina!
Gracias por escribir :). La verdad es que si que trato de justificarme un poco conmigo misma. Como digo la compra no era una opción que me convenciera al 100% pero tampoco la adopción. Estamos encantados con Lola y lo estamos haciendo lo mejor que podemos intentando darle un hogar lo más feliz posible. Nosotros también somos muy afortunados de que forme parte de nuestra familia.
Un besote,
Anna.