En enero de 2016 tomé la importante decisión de dejar de comer carne. Todo empezó con un artículo de La Vanguardia donde entrevistaban a Elena Carrió, una bióloga que después de trabajar varios años para el sector farmacéutico decidió reinventarse y convertirse en Chef. Elena imparte cursos presenciales y online sobre alimentación saludable y me matriculé en uno de sus cursos de comida Anticáncer. Descubrí un estilo de alimentación totalmente nuevo para mí pero que a la vez coincidía totalmente con mi filosofía de vida. Aunque el curso no era sobre alimentación vegetariana, la mayoría de productos eran de origen vegetal y libres de azúcares y productos refinados. Desde pequeña me he cuestionado siempre la procedencia de los productos de origen animal, sobretodo de la carne.
Siempre he querido pensar que la carne que compraba en el supermercado «crecía» tal y como la veía en su envase, que la pechuga de pollo que cocinaba no era parte de un animal con vida que había sido sacrificado para que yo lo llevara a mi plato. Desde entonces he buscado mucha información sobre la vida de los animales para el consumo humano y os aseguro que después de ver como viven y se sacrifican, es imposible no sensibilizarse con ellos y preguntarse si no existe otra forma mejor de alimentarse.
Digamos que he dejado de comer carne por un tema ético, aunque también estoy convencida que una alimentación vegetariana es más saludable a largo plazo que una que no lo es. Intento limitar al máximo los lácteos ya que no terminan de sentarme bien y porque no quiero participar en un negocio donde se tiene a las vacas constantemente embarazadas y dando a luz, enganchadas a máquinas que les extraen la leche que debería ser para sus crías. Yo he lactado a mis hijos durante bastante tiempo (mi hijo todavía toma leche materna) y la idea de que los separen de mi al nacer y yo tenga que estar produciendo leche para otra especia animal me pone los pelos de punta.
Para mi no se trata de decidir si un ser humano es más o menos importante que un animal, se trata de respeto hacia otra especie y de intentar llevar una vida lo más saludable posible. Durante una temporada restringí al máximo la ingesta de carne y cuando la compraba procuraba que fuera siempre de origen ecológico. Enseguida me di cuenta que no cambiaba mucho la historia. Es cierto que la vida que habían llevado los animales eran mucho mejor así como su alimentación, pero la forma de sacrificarlos, incluso los mataderos, eran exactamente los mismos que para el resto de animales. En Alemania existen en todos los supermercados zonas de alimentación ecológica así que me resulta muy fácil hacer la compra libre de productos animales.
Dejar de comer carne no me ha supuesto ningún esfuerzo, eliminar el pescado me costaría mucho más. Creo que estas decisiones deben ser muy meditadas y conscientes para no tener la sensación de estar «sacrificando» algo y pensando constantemente en la mala suerte que tenemos por tenernos que privar de algo. En el momento en que supone un esfuerzo es que algo no funciona.
Quiero dejar claro que no pretendo convencer a nadie de nada, esta es mi filosofía de vida en este momento y me siento feliz actuando en consecuencia.
Y vosotr@s qué opináis?
Hasta pronto!
Qué tal una sugerencia de menú de esos cinco platos así daños sanos y sonrientes como seguro que son los que pones en tu mesa? Para otra entrada.. ? Muero de ganas de leer más!!
Raquel!
En el apartado de «Curso de cocina» hay algunas ideas y en breve publicaré alguna receta más…un entrante muy vistoso y para chuparse los dedos!
Un beso
¡Hola Anna! Aquí estoy viendo tu precioso blog para conocerte un poquito, y me he encontrado con esta entrada con la que estoy completamente de acuerdo. Además, me gusta mucho tu manera de plantear este tema, de manera tolerante y abierta con todos. Un beso muy grande y un placer haber llegado hasta aquí.
Sonia
¡Hola Sonia!
Muchas gracias por pasarte por aquí..Me alegro que te haya gustado! Ahora solamente me falta aprender a hacer buenas fotos ;).
Un abrazo!